Avasallamientos, incendios y escasez de agua son las duras realidades que enfrentan los indígenas chiquitanos de las tierras bajas de Bolivia, mientras los colonos y la agroindustria avanzan sin contemplaciones. Con el narcotráfico como una amenaza latente, ser defensor del medio ambiente se convierte en un peligroso desafío que despierta la ira de los poderes en juego. Maida Peña, lo sabe
Maida Peña está sentada sobre un morro de tierra. Muy cómoda, apoyada en un árbol frondoso, a pocos metros de un arroyo que nace en un cerrito vecino de Porvenir, una comunidad que funge como protectora del Área Municipal del Bajo Paraguá que —a su vez— es el escudo protector del Parque Nacional Noel Kempff Mercado y de la gran Amazonía boliviana.
Aquí, hasta este lugar, ella suele llegar para meditar, para analizar sobre la problemática de los bosques que —a veces— le impide dormir.
Maida Peña, de cara redonda, mirada firme, voz tranquila pero potente, empieza a hablar, lanzando con una lluvia de palabras que van cayendo sobre el bosque:
¿Cómo está la situación de los pueblos indígenas de tierras bajas?
Los indígenas de tierras bajas estamos solos, huérfanos, luchando por algo que es de todos, ya no solo es tarea de los pueblos indígenas luchar por la biodiversidad, por mantener la vida, porque para nosotros la vida son los bosques, la casa grande. Y en estos momentos que son tan decisivos, porque hay muchos lugares que están destrozados. En diferentes lugares del mundo hay bosques inundados y deforestados. Ahora ya no tenemos estas maravillas, estos bosques donde se siente lo bonito de respirar aire puro y vivir en paz con la naturaleza.
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¿Esa soledad que ustedes padecen a dónde los está llevando?
Nos está llevando a muchos hermanos indígenas a salir de la comunidad, a emigrar a otro lado, a convivir con ilícitos, a sentirnos amenazados en nuestra propia casa, porque nuestro mercado son los ríos y bosques donde íbamos a pescar, a recrearnos, a cazar, sacar frutas, a buscar nuestro sustento, porque con eso nos hemos criado, respetando la naturaleza, nunca ha sido para la comercialización, sino para el consumo de nuestras familias. Ahora nos sentimos amenazados de todos lados.
¿Cuáles son los mayores problemas que sufren las comunidades indígenas?
Los avasallamientos a nuestras tierras y bosques y los incendios forestales.
¿Los avasallamientos de tierra por parte de los colonos, son igual de peligrosos que los desmontes que realiza la agroindustria?
Son igual de peligrosos, porque se ve la falta de agua en algunos puntos. En estos tiempos nunca nuestros ríos se han visto tan secos, hay falta de lluvia, y si llueve, no es suficiente. Falta agua y estamos pagando la consecuencia de empresarios que deforestan y de dirigentes del interior de Bolivia que llegan y no respetan. Antes, veíamos muy lejos el tema de la deforestación, pero ahora estamos sufriendo las consecuencias.
¿Dónde están operando los colonos y los agroindustriales?
Están en el Bajo Paraguá, (municipio de San Ignacio de Velasco, Departamento de Santa Cruz), y llegan hasta la frontera con Brasil. Si no fuera el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, el área protegida municipal de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO), ya estaríamos cercados prácticamente. Y es así, que se viene ocasionando los problemas, como la escasez de agua.
Nos está llevando a muchos hermanos indígenas a salir de la comunidad, a emigrar a otro lado, a convivir con ilícitos, a sentirnos amenazados en nuestra propia casa.
¿Pero los avasallamientos ya están dentro del área protegida?
Ya están adentro, ya tenemos más de 300 hectáreas avasalladas, van avanzando pese a las denuncias que se ha hecho, lo han politizado y no les interesa. Lamentablemente no tenemos autoridades que nos representen, que asuman a defender la vida, la Madre Tierra, que es la que nosotros defendemos.
¿Hay lugares donde el agua ya se vende?
Sí. El que no tiene dinero, no tiene agua. Gran parte de la Chiquitana ya no tiene agua, porque no se hizo en su momento la protección de la cuenca.
¿El narcotráfico es otra amenaza?
Obvio que sí, es otra amenaza, ellos contaminan y están acabando con nuestros ríos.
¿Ser defensora del medio ambiente es un problema? ¿Toca intereses de poderes?
Es muy complicado, por eso ahora, quienes están detrás de la destrucción del bosque, están ejerciendo presión, para sacarme del cargo de presidenta del comité de gestión con mentiras. Pero igual seguiremos en la lucha.