En Caquetá hay una pelea porque Corpoamazonía ordenó cerrar más de 100 kilómetros de carreteras en Cartagena del Chairá y San Vicente del Caguán, los dos municipios con más deforestación en el país, porque le abren paso a la ganadería extensiva y al acaparamiento de tierras, y amenazan con llegar al Parque Nacional de Chiribiquete, la joya ambiental de Colombia.
La comunidad, apoyada por alcaldes y por los representantes a la Cámara del departamento, Harry González (Liberal) y Edwin Valdés (Centro Democrático), se opone a la medida porque ven las carreteras como arterias para salir de la economía ilegal y entrar en la lechera.
Como la deforestación alrededor de ellas es notoria, ese debate y los datos de ganadería en la zona muestran que es evidente que allí la tala tiene más relación con la ganadería que con la coca.
Este conflicto también muestra las contradicciones que hay al interior del Gobierno. Pues como lo señala el alcalde de Cartagena del Chairá, Edilberto Molina, en 2018 el Ministerio de Transporte incluyó esas mismas carreteras, que según Corpoamazonía carecen de licencia ambiental, en la Red Vial Nacional y que está por firmar un convenio con el Invías para hacerle mantenimiento a varios de sus tramos.
A esto último, Corpoamazonia responde que la resolución es parte de las medidas para cumplir con el fallo de la Corte Constitucional que ordenó al Estado parar la deforestación en la Amazonía y proteger los recursos naturales, y que de no cerrarlas aparecerán más y nuevos focos de deforestación, y estarían desacatando el fallo.
El pulso ya llevó a la instalación de una mesa de concertación hace unas semanas en Cartagena del Chairá, y a una batalla jurídica de los dos municipios por tumbar la resolución.
Las carreteras conectan puntos entre Cartagena y San Vicente. La más larga, de unos 40 kilómetros, va de Cartagena a bosques de reserva forestal en San Vicente.
En marzo, el Ideam dijo que en esa zona hay una creciente demanda de tierras en mercados informales, y que la tala ilegal y las posteriores quemas están transformando la selva en pastizales.
Informes de expertos como Santiago Saavedra o Rodrigo Botero coinciden en que en la zona confluyen la ganadería extensiva y el acaparamiento de tierras, y las imágenes satelitales de acceso público, habilitadas por el Gobierno de Noruega, muestran una afectación ambiental visible.
Por eso, coinciden en el temor de que se sigan abriendo vías entre la selva hasta llegar al Parque Nacional Natural de Chiribiquete.
Al ver en detalle y comparando con imágenes satelitales de años anteriores se puede dimensionar el impacto en algunos puntos de entrada y salida de esas carreteras.
Esos expertos, el Ideam y organizaciones ambientales coinciden en que la ganadería extensiva está incidiendo en esa deforestación, y las cifras de las guías de movilidad de ganado del ICA y del inventario de reses de Fedegan, ponen en evidencia el aumento considerable en el hato ganadero de esos dos municipios.
Aunque venía con un crecimiento sostenido, ese año en San Vicente del Caguán esa tendencia se frenó por dos factores: por un ajuste en las cifras (en su ciclo de vacunación, la Federación Nacional de Ganaderos encontró menos ganado que el reportado en el ICA) y porque hay centenares de cabezas de ganado en límites con La Macarena, Meta, una zona de litigio entre el Caquetá o Meta y las sacaron del conteo.
El crecimiento también se nota en que hay más predios ganaderos en la misma zona en un intervalo de cinco años.
Al bloquear las carreteras, Corpoamazonia quiere cerrarle el paso a esa expansión ganadera puntualmente en ocho veredas que conectan esos focos de deforestación.
También buscan pegarle a bajar más el número de hectáreas de coca sembradas, aunque éstas vienen cayendo notoriamente desde 2017.
La que no baja es la deforestación y por eso las carreteras, y la pelea alrededor de ellas, muestra que por lo menos en esta región los motores de la tala están ligados al acaparamiento de tierras y a la extensión ganadera descontrolada.